¿Divorcio?

En la era de las familias modernas, la política no se queda al margen. Noviazgo, casamiento, hijos, divorcio. Así sucede en la vida real. Así, parece que sucede, también, en la política. Analicemos el matrimonio entre el Gobierno y Roberto Urquía. Noviazgo: En un principio, el titular de la Aceitera Deheza, la cuarta exportadora del sector, era un amigo del gobierno al cual le intercambiaban favores. Para Cristina, era "un ejemplo de la burguesía nacional". Casamiento: La relación se hizo tan profunda que llegó a ser, por el kirchenrismo, el titular de presupuesto y hacienda en el Senado de la Nación. Hijos: Su poder se incrementó y comenzó a tener influencia sobre la letra de algunas leyes que siempre lo beneficiaron. Así fue que nació, entre otras cosas, la aduana seca ubicada en Villa General Deheza, tierras de la cual es amo y señor. Divorcio: Ahora la presidenta está muy enojada porque con el conflicto del campo al senador no le quedó otra que responder a los productores que estaban boicoteando su producción. Se manifiesto, junto al gobernador de córdoba Juan Schiaretti, a favor del diálogo. El disgusto para Cristina fue tan fuerte que ahora quiere cobrarle el reintegro por algunas exportaciones en las cuales se lo había favorecido con exenciones impositivas.